domingo, 12 de enero de 2014

Dadá

lame el plato, nadie mirando
aceite y vinagre
pellizca una migaja, ausente
en su boca un instante se precipita
se calza, sus pies acumulan pelo de gato
bajar a la calle, pasar una y otra vez frente a su puerta
para no encontrar nunca un saludo
de frío y silencio su paseo
un cortado, un vaso de agua, una nota
de risas un grupo en la otra mesa
"Dadá es un señuelo"
diez céntimos de propina
la calle ya a oscuras
la sombra reblandece sus zapatos
se disuelve en la penumbra
un transitar desfigurado
al agarrar la manija de la puerta toma forma
cada día una distinta
sólo el gato reconoce su amorfa presencia
no se lo tiene en cuenta
acepta una caricia y ronronea.