viernes, 5 de febrero de 2010

autocomplaciencia

acechada por el fracaso la autocompasión asoma
presa del victimismo decide autoinmolar su destino
tras arrancar unos llantos al espejo
viste su lúgubre apariencia y transita por los bares
en busca de algún incauto encantador de serpientes
que por una noche quiera probar de ella
son como sapos en una charca un día de lluvia
fáciles de atraer por una mosca
fáciles de contentar.
tan absurdamente previsibles
que aprovecha la ocasión para pasar
de la autocompasión a la autocomplaciencia.

1 comentario:

J.A.Ramirez dijo...

Este es bueno.

Viscera Mari, que se te da de miedo.