el orgullo por la pernera

te reíste de las víctimas
me llamaste puta
te aliaste al enemigo
mentiste
vejaste
abusaste de lo sagrado
lo rasgaste
cómo sanar las heridas
ya no está en tus manos
el tiempo ha pasado
las velas encendidas
danzan con un leve viento
el remordimiento te llega
en los últimos días
cuando ya arrastras los pies
por el pasillo
hueles a orín
te resbala por las piernas
el chucho que hoy te acompaña
te mira sorprendido
balbucea ante la nueva imagen
de un tú
al que le resbala el orgullo
por la pernera.

sin sentido

golpea tu humor
la frente contra el muro
hay algo en este sufrir
que te hace sentir vivo
rasgas tu piel
en tiras
la sangre brota leve
escapa el dolor
te encierras en ti mismo
huyendo
un mundo mudo
habla en señas incomprensibles
no significa
y mueres en tu letargo.

por la ventana

defenestraste los días
acostada en la cama
consumes vacío
sin desear
una pastilla para el sueño
sucedáneo del bienestar
un cigarrillo dibujando bucles
en tu habitación raída
por el tedio
quedó la ambición
disuelta en la colcha de flores
rojo rancio
sangre marchita
útero apagado
no hay luz en tu habitación
las agujas del reloj
resuenan en hueco
una música opaca martillea
recordando
que olvidaste amarte
no abrazas más que cenizas.

cronotopos

espacio para ser

tiempo para ser

en algún lugar puedo confundir

fondo y figura

noche y día

un umbral en que lo imposible

deja de ser sueño,

en el que jugar 

crea realidades.

nuestras formas se confunden

y mi cuerpo aparece 

en el contacto 

tu cuerpo aparece 

en el contacto

siento tu placer en el mío

sabe tu placer bien dónde 

provocar el mío

espacio para ser

tiempo para ser

placer a la vez tuyo y mío.

contienda

contienda
reclamas aquello que despreciaste
ha subido de valor en su falta
a mí no me quedan fuerzas para reñir
me remito a tus propias palabras
con la lengua fuera
babea la amargura
mirada perdida en gestos desasosegados
aletea tu mirada perdida
cruza el tren con estruendo
y ni te inmutas
se ha quedado tu día anclado
en una copa de vino
reflejo rubí sobre el mantel
tanino en las comisuras del bigote
el humo del incansable cigarro
tiñendo de nicotina los restos
desperdiciados
cadáveres por doquier
en tu memoria
la soledad clavada en el pecho
desmigando al vagabundo que llevas dentro.

espeleología

amarrada a una cuerda

desciendo por esta cueva

oscuridad

humedad

un susurro me anima

un susurro que desde el interior

de mi cueva alumbra

hay un brillo que siempre ríe

en secreto

un susurro 

y tu voz, que también ríe

me guía 

en secreto susurramos atardeceres.

los quince

tuve quince años un día en mitad de la vida
aún queda la sensación de esos quince
el nerviosismo
la inseguridad
el estómago encogido
manos sudorosas
tez ruborizada
sigo ilusionada y espantada
aunque haya sumado más de una mitad
a mi vida.

pronóstico

bajas la mirada para no ver
que otro día acontece lejos de lo que ha sido
bajas la mirada
buscando el silencio para no perder la calma
un accidente del tiempo
que no corre cuanto uno quiere
te ha sorprendido adormecido
sin reacción posible
bajas la mirada para no ver
que el tiempo ha jugado en tu contra
un vez más
atorado en pensamientos inútiles
la vida ha anticipado
lo que ya pronosticaste.

agua y noche

como arcilla fresca en tus manos mi cuerpo
resbala la oscuridad por mi piel
sumergiéndome en un mar de besos
me hundo en el destello de la luna
y temo no hacer pie en este oceánico momento.
me rescata la comodidad de tus brazos
tu vientre
la franca sonrisa
flota fácilmente mi tiempo en el tuyo.

visión húmeda

me gusta la lluvia que cae con fuerza, entran ganas de salir a ella a empaparme contigo. Dos solitarios armados de incertidumbre que dejan de ser peces fuera del agua para compartir la visión húmeda del mundo.