domingo, 14 de marzo de 2010

hambre

Paseando la nocturnidad
me acerco a un bar humeante de alcohol.
una barra barullante de conversaciones y
miradas indiscretas es escenario de cortejos.
tras varios encuentros desafortunados
digo que sí a un beso entre ruido de vasos
y hielos bañados en grados de gin.

se alonga el deseo hasta tu casa
una cueva desnuda de intenciones perversas
mordiscos antropófagos y prácticas caníbales
afilados caninos y un rechinar gutural.
despedazamos nuestros cuerpos
uno al otro desgarramos ensañados la piel
carne sangrienta al punto sazonada de delirio,
bajo nuestras uñas todavía un pedacito del otro.
Degusto con ávido placer tu última partícula.

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