destruir alguna sonrisa mal armada
pese a pretender evitar
situaciones desencajadas.
Imposible no topar con ellas.
Ni mi ignorancia,
ni mi sonrisa,
ni mi temor a la ofensa,
pueden esquivar
las malogradas desavenencias.
Decir no
a veces es respuesta
a ilusiones pasajeras.
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