En una amalgama de flujos y orgasmos
perdidas ya las horas
entre sábanas revueltas,
resolvemos levantar el día
y reírnos de todo aquello que
esperaba vacilante en nuestra ausencia.
sazonamos semidesnudos el mediodía
y con lenta, pausada medición
disfrazamos los claros de piel
con colores afelpados.
Nos vemos a través de ellos
no enmascaran a nuestra mirada
todo el deseo acontecido
y a cada hombro escondido,
una prenda extraviada
cada intento por restaurar el tiempo,
un bucle de besos
que nos devuelve a la cama.
Tu mano en mi pelo enmarañado
es lo único que hoy puede ocurrir.
lunes, 25 de enero de 2010
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