martes, 28 de mayo de 2013

leones desarmados

aburrido en tu caer despacio,
un ojo entreabierto susurra que hoy no queda más
que seguir desordenando sudor y sábanas a solas.
ni fuerzas para tocártela.
aún imaginas multitud de árboles caídos
sus hojas, sus frutos, sus ramas
un valle desolado.
en cada árbol un niño:
piruleta en mano
con camiseta a rayas
ojos como platos
la lengua insultando.
un agudo insufrible, un grito de clarinete, 
deja un surco en el silencio
el azul del cielo atravesado por una vibración que se expande
quemando uñas y dientes.
leones sin garras, leones sin armas
como gatitos en un saco
maúllan, lloriquean;
sus hocicos están secos
la lágrima rueda por ellos
la lágrima crece en un océano en el que flotan nasas vacías.
y el hambre aflora,
el hambre a vida.
no puedes comerla sin dentadura,
ni arañar un poquito de ella.
cierras el ojo y la tormenta te esconde bajo la luna.
agazapado relames tus heridas,
te agitas repitiendo un ritmo conocido
abrazado al vaivén de tu tema, lías la mente entre tus piernas
esperando un sueño que no sea recordado
una pesadilla ligera en blanco y negro
que no deje mella en el día que llega.

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